Ibamos por la segunda pantalla de la demostración para Microsoft cuando noto en la boca el sabor a sangre y tengo que tragármela. Mi jefe no conoce el material, pero no me dejará presentar el proyecto con un ojo morado y media cara hinchada por los puntos de sutura que me han cosido en el interior de la mejilla. Los puntos se han soltado, lo noto al rozar el carrillo con la lengua. Imaginaos un sedal enmarañado en la playa. Me los imagino como los puntos de sutura negros de un perro después de haberle hecho un zurcido, y sigo tragándome la sangre. Mi jefe es quien presenta el proyecto con mis notas, y yo manejo el proyector portátil, por lo que me encuentro apartado en un extremo de la habitación a oscuras.
Tengo los labios cada vez más pegajosos de sangre por haber intentado limpiármelos con la lengua y cuando se enciendan las luces y me vuelva hacia los consejeros de Micrososft - Ellen, Walter, Norbert y Linda - para decirles: Gracias por venir, tendré la boca brillante de sangre y la sangre asomará por entre los dientes.
Puedes tragar casi medio litro de sangre antes de sentir nauseas.
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