Estoy absolutamente cansado de la literatura; sólo la mudez me hace compañía. Si todavía escribo, es porque no tengo nada más que hacer en el mundo mientras espero la muerte. La búsqueda de la palabra en la oscuridad. El acontecer menudo me invade y me deja en la calle. Quisiera revolcarme en el barro, apenas controlo mi necesidad de bajezas, la necesidad de juerga y del peor gozo absoluto. El pecado me atrae, lo prohibido me fascina.Quiero ser cerdo y gallina y después matarlos y beberles la sangre. Pienso en el sexo de Macabea, diminuto pero inesperadamente cubierto de fuertes y abundantes pelos negros; su sexo era la única marca vehemente de su existencia.
Ella no pedía nada, pero su sexo exigía, como un girasol brotado de una sepultura.
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